Después de un viajecito Providence – Barcelona (Venezuela) de cuatro horas y media en la no menos glamourosa Miami Air, llegamos al segundo destino (tras posterior traslado en autobús de Barcelona a Puerto La Cruz de unos 25’); muchos aficionados se agolparon en la terminal del aeropuerto. Esto ya no era yankeelandia, arribábamos a territorio latino, por lo que los sentimientos por el fútbol y los actuales Campeones del Mundo se recrudecían. Hasta los periodistas éramos motivo de fotografías y vítores. Estuvimos alojados en el hotel Venetur MareMare, un complejo de tipo resort con ocho edificios de habitaciones, rodeado de piscinas, palmeras, yates…un rollo muy fresa vaya.
Siguiendo con el protocolo, rueda de prensa el lunes; Capdevila y Llorente fueron los primeros en abrir el telón ante, yo calculo, un centenar de periodistas que se dieron cita en el Gran Hotel, cuartel general de ‘la Roja’ durante su estancia en Puerto La Cruz; acto seguido, Vicente Del Bosque fue el encargado de comparecer. Tuvimos suerte y pudimos subir ambos audios con relativa rapidez, lo que suponía, sinceramente, un alivio para mí, y una facilidad para el resto de compañeros de la prensa española, que tomaban de nuestra Web el audio limpio. Con calor del bueno, unos 35ºC y 75% de humedad, volvimos a comer al hotel; buffet libre sin mucha historia, un par de artículos preparados y ‘mini’ siesta antes de partir al entrenamiento oficial de la Selección en el José Antonio Anzoátegui.
Estábamos avisados sobre las medidas de seguridad, y aún así, quedé sorprendido; guiados en todo momento por un coche y varias motos del ejército, llegamos al complejo deportivo Simón Bolívar, donde se encontraba el estadio; por suerte, el calor dio una pequeña tregua y hasta corrió el aire durante la sesión preparatoria. Impresionado me quedé al entrar al campo y ver la mitad del aforo ocupado para ver… ¡Un entrenamiento! Suave, de mucho toque, combinación y asociación, como le gusta a la Selección. Disfrutando de cada cuero raseado por el calvado césped del terreno de juego. Locura máxima, fiesta total en Puerto La Cruz, fue muy emocionante. Como lo fue realizar mi labor profesional mientras compartía charla con Huecco; sí, el cantante español, que como bien os comenté en post anteriores ha estado todo el viaje con la Selección. Y no sólo es un gran artista, sino que sabe de fútbol (jugó de pequeño en la cantera del Real Madrid).
El Guti y un servidor, sin que suene arrogante, nos los trabajamos mucho durante el viaje; para no faltar a la cita, grabamos varios vídeos e historias que nos alargaron el día hasta las tres de la mañana. Fue, yo diría, el rato más crítico en cuanto a Internet de todo el viaje; me cagué en todo, no está de manos plasmarlo aquí. Caí redondo en la cama, había que estar a tope para el sexto y último día de concentración. Así fue, desayuno, maletas y road to José Antonio Anzoátegui. La cancha estaba casi repleta a las 13.00 horas (el partido era a las 16.00 horas); calor sofocante, para variar, y un ambiente festivo muy bonito. Preparamos todo, y tiramos con la retransmisión. No salió mal, pero me gustó más mi actuación individual en el partido contra los States. 0-3, y sin dar lugar a duda. Aún así, confío en Venezuela para lograr la cuarta o quinta plaza de la CONMEBOL en las próximas eliminatorias hacia Brasil’2014; Rosales, Rincón, Orozco, Miku y Rondón son la base de un equipo con garra, pero sobre todo, mucho talento. Una columna vertebral que no supera los 23 años de edad media.
Con el partido finalizado, y los principales artículos para la Web subidos, iniciamos camino hacia el aeropuerto, guiados de nuevo por un contingente. Metieron el bus hasta la misma pista, y allí mismo ‘facturamos’ el equipaje (por la mañana, la agencia tomó nuestros pasaportes para evitar esperas). Puerto La Cruz – Caracas en un vuelo de apenas treinta minutos, y escala de una hora en Caracas. Fue la primera vez que estuve en una Sala Vip; había de todo, y bueno. Tampoco abusé demasiado, contemplé y di una vuelta por el Duty Free. Entretanto, conocí a un tipo muy majo de American Airlines que, supuestamente, va aenviarme la zamarra de Venezuela. Sí, así porque sí…Ya os contaré si hay o no camiseta.
Y ahora voy en el Airbus 340-600 de Iberia con destino Madrid; llegamos en apenas media hora tras un largo e incómodo viaje. No por el avión, magnífico, pero sí por el trasiego de gente y mi dificultad por encontrar el sueño. Buena cena y desayuno para darse en los cielos atlánticos, y buena música que me acompaña mientras escribo mi penúltima entrada sobre este gran viaje. Anécdotas muchas, obviamente, y sin hacerme el remolón, algunas no pueden contarse. Otras sí, y serán las que os deje como colofón mañana en el último post. Un adelanto: Imagino que los Boston Celtics, o eso daba a entender la camiseta de #9 Rondo que ha portado buena parte del viaje de vuelta.
Now listening: Dame Vida – Huecco